Sala Villanos
C. de Bernardino Obregón, 18, Arganzuela, 28012 Madrid
En un mundo de música hecha para apabullar a los oídos, el matiz y la transparencia es rebeldía. En un mundo de modas pasajeras nos enorgullecemos de defender el arte
En un mundo de música hecha para apabullar a los oídos, el matiz y la transparencia es rebeldía. En un mundo de modas pasajeras nos enorgullecemos de defender el arte honesto y atemporal. Esto es lo que hemos reflejado en Cubero bueno, Cubero malo; sentados uno al lado del otro, codo a codo, tocando y cantando, sin trampa ni cartón. Usando nuestra mandolina y nuestra guitarra para traducir a emociones pensamientos, a sentimientos realidades y a sensaciones palabras cotidianas. Tras varios álbumes grabados con aportaciones de más músicos, nos apetecía volver a las formas básicas de nuestro arte, explorando las infinitas posibilidades que ofrece la música pese a la apariencia limitada del formato dúo, para enfatizar el mensaje de la individualidad artística.